miércoles, 15 de febrero de 2012

AUTO DE FE

Contexto

Zalamea del Arzobispo. Año del Señor de 1485. Han pasado más de dos siglos desde la toma de Sevilla por las huestes de Fernando III el Santo. La religión lo envuelve todo y nada ni nadie escapa al control del Santo Oficio.
Persecuciones y castigos, torturas y martirios: la espada de Damocles pervive impertérrita sobre las testas de musulmanes y judíos, de cristianos nuevos y de extranjeros. Nada ni nadie escapa de las garras de la Inquisición. Ninguno de nosotros está a salvo de ser acusado del peor de los pecados en esta época oscura: la herejía.
Los pupilos de Santo Domingo de Guzmán tienen en sus manos la vida de aquellos que moran en las localidades por donde pasan, por donde son reclamados por Familiares del Santo Oficio ante la incesante duda que sobrevuela sus almas. Y en Zalamea la duda se cierne desde hace tiempo. Un significativo grupo de Padres Dominicos, con el Abad Romualdo al frente, se ha desplazado desde el norte hasta Zalamea alertados por el Familiar en el pueblo. La tarde se oscurece con sus negros hábitos.
Pero en este pueblo sigue la fiesta ante la inesperada visita de los Dominicos. A pesar del control de los reyes cristianos en la comarca, y de la imposición de una forma de vida por encima del resto,  en esta pacífica localidad las diferentes culturas que por ella pululan se desenvuelven con total tranquilidad, a pesar de algunos recelos emanados de las autoridades locales. Todos los lugareños y, algunos forasteros, acuden al mercado que para tal evento se ha dispuesto en las calles. Las carpas de juncias se difuminan entre jaimas y tenderetes. Huele a incienso y mirra, a alhucema y espliego. La miel de las brevas corre por los puestos de fruta y los niños corretean robando alguna que otra a sus dueños. El te ya está preparado y la hierbabuena invade el ambiente. Tropas del Regimiento local también andan por el lugar.
Suena una dulzaina y la darbuka. Una joven y bella gitana baila al son de la música. Todos se agolpan alrededor del espectáculo. De repente se abre un pasillo entre la multitud. Romualdo ha llegado.

Escena

Prior Romualdo: (gritando) ¡Ha llegado la hora de la purificación! ¡Arrepentíos todos del nefasto agravio al que estamos siendo abocados! ¡Arrepentíos, todos ante el Señor!

Dominico 1: (sigue el griterío) ¡Arrodillaos ante Dios, y ante lo que ya se avecina! ¡Arrodillaos he dicho! (la farándula se arrodilla en acto de contrición)

Prior Romualdo: ¡Penitentian agite, penitentian agite, hermanos! Ha llegado el día y la hora de la Purificación!

Dominico 2: ¡Zalamea acoge en sus entrañas al mismísimo diablo, y hemos venido a buscarlo! (griterío de terror en el pueblo, chillidos, maldiciones)

Villano 1 (Rocío): ¡Dios mío, sálvanos del maligno!

Villano 2 (Mamá): ¡Aaah, ya estamos condenados!

Villano 3 (Fernanda): ¡Padre (arrodillándose ante el Prior y cogiéndole la mano) Padre, somos temerosos de Dios, somos temerosos de Dios. Sálvanos de las garras de Satanás¡

Prior Romualdo: ¡Calla insensato! (empujando al temeroso villano). Aquí esta el Santo Oficio para hacer liviana vuestras penas. Hemos venido a extirpar las herejías tal como dispuso el Santo Padre Gregorio Nono. Y no nos iremos con las manos vacías.

Dominico 3: Ya está lista la hoguera. Solo debemos apresar al que hizo del pecado su sino. ¿Donde estás maldito? La justicia divina ya cae sobre ti.

Familiar del Santo Oficio: Todos sabéis de quién estamos hablando. El rumor corre desde hace meses por las esquinas de la villa. ¡No os acobardéis ahora o seréis inmolados con el culpable!

(En este momento todos se vuelven a levantar y comienzan a hacer acusaciones)

Lagarero: ¡Padre, el molinero, es el molinero! Por las noches su molino, en horas de sueño, siempre está habitado, y son muchas las villanas que por allí pasan. Es culpable de adulterio.

Molinero: ¡Y tú me acusas a mi! cuando en tu lagar se fabrican velas de color negro para quien todos sabemos, para sus fechorías nocturnas, para sus altares de la encina de la loca. No Padre, no miréis en la dirección opuesta, no a mi molino, sino al lagar.

(Los dominicos comienzan a murmurar entre ellos, en corrillo)
Curtidor: Si hermanos, todos sabemos quién entra y quién sale del lagar a los pies del castillo. Todos sabemos que las noches son tan largas y placenteras como lo son en el molino. Los dos Padre, los dos son culpables. Los dos a la hoguera.

Molinero y lagarero: (a la par) ¡Calla insensato!

Lagarero: ¿Y qué haces tú caminando por las calles en la madrugada? ¿Cómo sabes qué entreteje cada vecino de esta villa en su hogar? No esconderás algo oscuro tu también. ¡Maldita alcahuete!

Prior Romualdo: Callaos todos. Me enojáis aún más con vuestras mañas.  No he venido a perder el tiempo con disputas entre aldeanos. Y mucho menos cuando tengo premura para hacer justicia divina. ¡He venido a por el mismísimo Satanás!

Familiar del Santo Oficio: Y he aquí que nos ha querido visitar, excelencia.

(Se abre otro pasillo dejando a la vista a la bruja, a quién señala con su dedo índice)

Todo el mundo se escandaliza y comienza a murmurar. Los soldados  van rápidamente a apresarla. La bruja comienza a forcejear con los soldados que la flanquean.

Villano 1(M. Cruz): Ja, ja, ja. ¡Sabía que algún día arderías en el infierno, Bruja!

Villano 2(Rocío): ¡Alabado sea el Altísimo., que nos libra del terror de esta tierra!
Villano 3(Fernanda): ¡Muere Bruja, púdrete entre cenizas!

Bruja: ¡Nooo, Padre! (corriendo a sus pies) Clemencia a esta pobre mujer. No os dejéis llevar por el odio de estos que os rodean.

Prior Romualdo: Hija mía, (le coloca la mano sobre la cabeza y habla con voz sosegada) el Santo Oficio vela por tu bien y el de tus congéneres. La purificación será rápida. Dios está contigo.

Bruja: Padre de misericordia, por tus hábitos divinos, compasión para esta hija de Dios. Estos que me acusan me odian. Ah, a ti que te ahoga la envidia por no tenerme en tu regazo (señalando al Familiar, que al escuchar esto huye se esconde entre los villanos). Y vosotras, ¿qué sabéis de mí? Lavo en el manantial de La Florida como vosotras, y allí os escucho cuchichear sobre lo que anhelan vuestros maridos, lo que darían por estar en mi lecho. ¿Y así pagáis vuestras frustraciones, condenándome?

Lagarero: Confieso Padre que las velas que hacía tintadas de negro eran para ella, para sus malditos rituales oscuros. ¡Clemencia, porque tenía miedo de que me llevara el diablo si no aceptaba sus encargos!

Molinero: Y mi molino, padre, mi molino ha sido mancillado con la sangre de gallos muertos ofrecidos al Diablo. Me obligó a llevar a cabo allí sus sacrificios. Misericordia a la Orden de Santo Domingo.

Prior Romualdo: Silencio, no quiero más que silencio. (Todo el mundo calla. Murmura con sus huestes). El Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición ha llegado a su santa deliberación. Tú, que haces de las noches el refugio del maligno, que llevas la herejía en tus malditas entrañas, tú que arderás por siempre en el fuegos eterno, limpiarás tus pecados ahora, en vida, ante todos. ¡A la hoguera!

Comienza la procesión hasta el cadalso. Abre el cortejo  Romualdo, que mientras avanza imparte la bendición a quines se le cruzan. Le sigue la soldadesca con la bruja, que no deja de excusarse; y cierra el séquito el resto de monjes dominicos.

Al llegar al cadalso se coloca a la bruja en la pira. Todo el mundo se retira ante el inicio de la ceremonia:

Prior Romualdo: IN NOMINE PATRIS, ET FILII, ET SPIRITUS SANCTI. AMEN. KYRIE ELEISON (responden los dominicos). CHRISTE ELEISON (idem) MISEREATIR TUI OMNIPOTENS DEUS, ET DIMISSIS PECCATIS TUIS, PERDUCATTE AD VITAM AETERNAM. AMEN. EGO TE ABSOLVO, IN NOMINE PATRI…..

Bruja: La bruja comienza a reír y a gritar: ¡ Ah, insignificante mortal¡ ¿Crees que tu hábito negro me da miedo? ¿Crees que tus medidas son propias de la venganza de Dios? Nunca podreis acabar con un espíritu libre con vuestras argucias. Ah jaja, que el fuego purificador se derrame sobre vosotros. Yo os maldigo a todos, jajá jajá.

La bruja desaparece con algún efecto mágico. Aplausos.

José Manuel Vázquez Lazo.
"Auto de fe" representado en las V Jornadas Musulmanocristianas de Zalamea la Real.

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